Voces Ciudadanas: Desafíos de la Pobreza

Desafíos de la pobreza
Pedro Javier González
Analista
Iniciativa Ciudadana para la Promoción
de la Cultura del Diálogo AC

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), a través de la reciente publicación del Informe de Medición de la Pobreza, dejó en claro la magnitud del que quizás sea el principal desafío del país: saldar la deuda histórica con la mitad de los mexicanos viviendo en condiciones de pobreza. y pobreza extrema. El desafío es claro y define una agenda compleja en términos de programas sociales, política económica y reformas legislativas, principalmente en el campo de la seguridad social.

Pero una vez que se ha planteado el desafío, deben establecerse claramente sus causas. De entrada, cabe señalar que la variable independiente en relación al fenómeno de la pobreza es, sin duda, el desempeño de la economía. Dependiendo de su buen o mal diseño e implementación, las políticas y programas sociales (como la Cruzada Nacional Contra el Hambre) pueden contribuir a atenuar el fenómeno y paliar algunas de sus manifestaciones más críticas. Sin embargo, en ausencia de un crecimiento económico alto y sostenido, son ineficaces para atacar las causas estructurales de la pobreza.

En este sentido, parece oportuno traer a colación algunas cifras. En 1992, el 53% de la población era pobre. Cuatro años después ya raíz de la crisis de 1994-95 (la más severa que ha sufrido el país en los tiempos modernos), este porcentaje aumentó 16 puntos: el 69% de la población se encontraba bajo el umbral de la pobreza. A partir de ese año y gracias a una rápida salida de la crisis (favorecida por la entrada en vigor del TLCAN), la situación empezó a mejorar y esta mejora fue una constante durante los siguientes diez años. Así, el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza se redujo a 43% en 2006. La ausencia de crisis y la estabilidad macroeconómica permitieron que los programas sociales focalizados (Progresa y Oportunidades) dieran sus frutos. Sin embargo, a partir de 2006, el porcentaje de mexicanos pobres vuelve a crecer.

En efecto, en 2010, como consecuencia de la severa crisis sufrida por el país en años anteriores (derivada, en primer lugar, del alza de los precios internacionales de los alimentos y, posteriormente, del estallido de la crisis económico-financiera) la pobreza alcanzó niveles similares a los observados antes de 2006: 46,1%; de tal manera que se revirtió la modesta pero sostenida trayectoria de reducción de la pobreza. Durante los años 2011 y 2012, la economía mexicana inició una relativa recuperación y logró tasas de crecimiento superiores al promedio mundial y regional. Sin embargo, esta recuperación no ha sido suficiente y el país aún no ha recuperado el nivel que tenía antes del estallido de la crisis. De acuerdo con ello,

Ciertamente, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012 (ENIGH), divulgada por el INEGI hace dos semanas, muestra una ligera mejora en el ingreso promedio de los hogares (1,5%) entre 2010 y 2012. Sin embargo, dicho nivel de ingresos (38.125 pesos) continúa. estar por debajo del ingreso promedio prevaleciente antes de la crisis (42.865 pesos en 2008).

Así, no sorprende que, en materia de pobreza, la situación sea similar, como lo ilustra el reciente informe del CONEVAL, elaborado a partir de la información proporcionada por la ENIGH. De dicho informe cabe destacar los siguientes resultados:
El porcentaje de población afectada por la pobreza se redujo un 0,6% y se situó en el 45,5%.
En extrema pobreza hubo una caída de 1,5 millones, pasando de 13 millones de personas a 11,5 millones, y fue del 9,8%.
El número de personas con ingresos por debajo de la línea de bienestar alcanzó los 60,6 millones en 2012, lo que representa un aumento de un millón respecto a 2010.
Las carencias por rezago educativo disminuyeron en porcentaje y número de personas (pasó del 20,7% de la población al 19,2%); por calidad y plazas de vivienda (descenso del 15,2% al 13,6%). Así como la falta de acceso a servicios básicos en el hogar (bajó de 22,9% a 21,2%) y acceso a alimentos (bajó de 24,8% a 23,3%).
Hubo un aumento significativo, también en porcentaje y número de personas, de la privación por acceso a la seguridad social y de los habitantes con ingresos por debajo de la línea de bienestar y con ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo. El número de mexicanos sin acceso a la seguridad social pasó de 69.6 millones a 71.8 millones.
La pobreza urbana pasó de 35.6 a 36.6 millones de mexicanos, mientras que la pobreza rural se redujo de 17.2 a 16.7 millones de personas. La población menor de 18 años es la más afectada por la pobreza en nuestro país, con el 53,8% del total; Le siguen los adultos mayores, con un 45,8%.

Con base en estos indicadores, es posible inferir que, en paralelo al efecto positivo de ciertas estrategias gubernamentales en la reducción de las carencias en salud, educación y vivienda, las carencias relacionadas con los ingresos y la falta de acceso a la seguridad social continúan influyendo decisivamente en la magnitud del fenómeno de la pobreza. Asimismo, el carácter cada vez más urbano del fenómeno y la forma en que afecta a la población joven (con pocas oportunidades)

unidades para acceder al empleo formal) y los adultos mayores (en su gran mayoría marginados de cualquier forma de seguridad social) son llamativos.

Se pueden mejorar los programas sociales y, en particular, redoblar esfuerzos para reducir el número de mexicanos que sufren algún tipo de carencia. En definitiva, la mejor estrategia para reducir significativamente el número de pobres consiste en actuar en dos frentes:
Por un lado, una reforma fiscal de gran alcance que proporcione los recursos necesarios para construir un sistema de seguridad social universal que otorgue a todos los mexicanos, independientemente de su situación laboral, el acceso a los servicios de salud y pensiones de jubilación.
Por otro lado, asegurar que, más allá de sus efectos paliativos, los programas sociales y, en particular, la Cruzada Nacional Contra el Hambre, promuevan la adquisición de habilidades y actitudes productivas que permitan a los beneficiarios superar su condición de dependencia y hacerse cargo de su propio bien. -siendo.

Y todo ello sin olvidar que el antecedente necesario para que tanto el acceso a la seguridad social como a los programas sociales contribuyan realmente a reducir el problema de la pobreza es el crecimiento sostenido de la economía, es decir, el aumento de la productividad y la creación de empleo bien remunerado. y oportunidades de ingresos.

Voces Ciudadanas nació en 2011 como una información
y servicio de análisis de la agenda pública que busca:

1. Situar la voz ciudadana en el espacio público.
2. Fomentar la participación y el acuerdo.
3. Fortalecer el tejido social y civil.
4. Proponer soluciones a los asuntos públicos desde una perspectiva cívica.